Nuestra Madre y Señora, María Santísima de la Esperanza amanece ataviada para el mes de noviembre, mes en el que celebramos la Solemnidad de todos los Santos y recordamos más especialmente a los fieles difuntos.
Dios renueva el corazón, el alma, la vida y la esperanza. Señor, llena el corazón de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor.