Así de bella ha amanecido la madre de Dios bajo la advocación de la Esperanza, ataviada para la temporada estival con ropaje de color rosa, así permanecerá hasta que llegue el mes de septiembre.
Esperanza es su nombre, admirable por sus privilegios, admirable por su sencillez. Tan grande que con una mano toca a Dios Omnipotente y con otra a sus hijos de la tierra.
“He aquí la esclava del Señor”. Sirve en los atrios del Señor y dicen que sus manos son las más bellas y que las usa solamente para servir, para hacer el bien… Admirable como el paisaje que se mira y se vuelve a mirar y nunca se quiere dejar de contemplar, porque infunde alegría, ternura, admiración.
POR SIEMPRE, ESPERANZA NUESTRA