En el día Santo del Amor Fraterno, recemos por nuestros ancianos que son nuestras raíces, nuestra historia.
Nos dieron la fe, el sentimiento de pertenencia y la tradición.
Oremos por ellos para que nunca se sientan olvidados, desamparados, ni desasistidos, sino que sientan nuestro cariño y respeto ahora que es cuando más nos necesitan.
Señor ayúdanos a llevarles la Esperanza que alivie la Cruz de la enfermedad y el peso de la ancianidad. Qué Así sea.