Estamos en el III Día de la Octava de Navidad, donde la Iglesia nos presenta al Apóstol San Juan. Él nos presenta, a su vez, al Verbo que existía ya en el principio, que estaba junto a Dios y que era Dios. El Verbo por medio del cual se hizo todo, y que sin Él nunca se habría hecho nada de cuanto existe. Él es la Luz que brilla en las tinieblas.
Fue el discípulo amado y tuvo una gran cercanía al Señor, acogiendo a María como la Madre del género humano al pie de la Cruz y llegando el primero, junto a Simón al Sepulcro vacío. Autor también de las Tres Cartas que llevan su nombre en el Nuevo Testamento, y del Libro del Apocalipsis, predica en Palestina y Asia Menor, hasta que muere desterrado en la isla de Patmos, siendo bastante anciano.
San Juan Evangelista, ruega por nosotros.
Nuestro titular, San Juan Evangelista se encuentra en el presbiterio con motivo de su festividad.