Hoy Domingo de Ramos nos preparamos para celebrar juntos una gran fiesta: la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén.
Que la procesión de las palmas sea una manifestación de alegría porque Él nos permite ser sus amigos y nos da la clave de la vida: El amor, que le llevará a la Cruz.
Que esta alegría nos ayude a decir SI cada día al seguimiento.
Que en este inicio de la Semana Santa, sepamos descubrir el rostro de Jesús en tantos momentos de dolor y sufrimiento.
El pueblo que fue cautivo
y que tu mano libera
no encuentra mayor palmera
ni abunda en mejor olivo.
Viene con aire festivo
para enramar tu victoria,
y no te ha visto en su historia,
Dios de Israel, más cercano:
Ni tu poder más a mano
ni más humilde tu gloria.
¡Gloria, alabanza y honor!
Gritad: “¡Hosanna!”, y haceos
como los niños hebreos
al paso del Redentor.
¡Gloria y honor al que viene
en el nombre del Señor!